Valle del Jerte y Cáceres, paraíso ciclista.
Partiendo desde Hervás, con un importante barrio judío, lugar con una fuerte tradición artesana, rodeado por uno de los bosques de castaños más grande de Europa, atravesaremos hasta adentrarnos en el Valle del Jerte, entre las estribaciones occidentales de la Sierra de Gredos, históricamente paso natural entre Extremadura y las tierras del Duero, tierras de trashumancia, lugar del mayor espectáculo de los cerezos en flor de España (lugar por el que pasa la ruta de la plata o camino de Santiago del oeste). El sábado y domingo, le haremos una visita a la preciosa ciudad de Cáceres y sus alrededores.
Todo preparado para nuestra escapada.
Después de unas horillas, llegamos a nuestro destino.
Hervás, el pueblo más bonito del Valle de Ambroz (Cáceres)
En verano hay que recorrer las estrechas callejuelas del barrio judío a primera hora de la mañana o antes de la puesta sol, ya que este aprieta bastante por estas latitudes. En cambio, en invierno hace frío de verdad, por lo que si te abrigas bien cualquiera hora es buena, aunque la mejor es cuando el sol está más vertical, sobre las 12, ya que así verás todas las calles iluminadas con los rayos del sol.
Cuando uno llega a Hervás, le choca más que la propia arquitectura lo animada que es. Hay bares de tapas por todas partes, restaurantes con menús de diseño, comida clásica de la zona e incluso italiana, algo que no te sueles encontrar en los entornos rurales de España.
DIA 1
Ya por la mañana y después de dejar todos los bártulos listos, nos dirigimos a cargar pilas.
El recorrido que nos espera, discurrirá por carreteras locales con buen asfalto, entretenidas, de tal manera que pudiera parecer cómo el paso del tiempo hubiese influido en el entorno y se hubiese diseñado para el disfrute del cicloturismo.
Así, nos encontramos con un entorno paisajístico variado entre castaños, robledales, zonas adehesadas de media montaña....
...Y como no, en el transcurrir por el Valle de Jerte los huertos y plantaciones de Cerezos que inundan las dos vertientes del mismo.
En definitiva, se conjuga el valor paisajístico con la orografía del lugar, la vida y esencia de la tierra extremeña.
Seguimos disfrutando del paisaje, las vistas y el clima. Nuestro próximo y duro objetivo, no es otro que, el puerto de Honduras.
"EL JUEZ", así es como le vienen llamando al Honduras. Un puerto de categoría especial, muy largo 21km a una media del 5%.
Comienza en la N-110 pasado Navaconcejo y antes de llegar a Cabezuela del Valle, donde afrontaremos 3km de cemento con dos herraduras al 13%. Carretera de cemento que nos conducirá hasta la denominada carretera de montaña Iryda.
Carretera que nos permitirá contemplar toda la belleza del Valle del Jerte y todas sus localidades Cabezuela del Valle, Jerte, Tornavacas, un momento de disfrute paisajístico y que aprovechamos para comer, beber y reponer fuerzas.
Afrontamos el tramo más duro, ya que desde el km 7 de la subida hasta el 16, nos esperan 9 kilómetros a una media del 7% sin apenas descanso. Aquí es donde “El Juez” decidirá si nos deja pasar o no. Un tramo exigente donde debemos sacar todo aquello que hayamos podido guardar. Llegado al kilómetro 16 de la ascensión sólo nos quedarán 4 kilómetros para coronar, pero ya más suaves, pronto notaremos que el desnivel disminuye y vamos viendo al otro lado de la ladera el discurrir de la carretera que nos llevará, incluso tras un agradable descenso, hasta coronar el Puerto de Honduras a 1.440m de altitud.
DIA 2
Cáceres
Obviamente, nos dimos un buen paseo por la Cáceres más monumental, uno de los cascos históricos más bonitos de España. Con sus iglesias, torres, palacios y casas señoriales, Cáceres es considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986.
Como es "norma de la casa", nos perdimos por sus calles.
En líneas generales la ruta es tranquila pero con cierta dificultad, ya que no es llana ni mucho menos. Nos recordaba a nuestra tierra, con sube y baja constantes pero muy rodadora. Casi una mini clásica.
A Santa Marta, llegamos en un suspiro, ya que después de hacernos unos buenos relevos, nuestra velocidad de crucero, nos permitió llegar con muchas ganas de desayunar.
En las ricas estepas que cubren su término, grandes aficionados practican la caza, sobre todo de bravías perdices, que en el mismo municipio se crían y repueblan.
Monroy nos encantó, sus estrechas calles, su castillo fortaleza de origen tardo-medieval.
Bueno, esperamos que os haya gustado nuestra escapada a tierras cacereñas. Le teníamos unas ganas infinitas de "catar" el Valle del Jerte y su comarca. De conocer Cáceres y sus alrededores. Os animamos a que os pilleéis un finde y planifiquéis una pequeña escapada.
Recordar, que sólo se vive una vez.
"...el fin no es rodar, rodar es el medio, el medio para descubrir nuevos sitios pero también para reencontrarnos con nosotros mismos".
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